miércoles, 16 de enero de 2013


¿Por qué en Venezuela la oposición “no da pié con bola”?
Mis respetos a los socialistas conscientes y pensantes, quienes de mente y corazón se identifican con el señor Chávez.  De ellos no se habla en este mensaje.
Voy a lanzar tres ideas y de inmediato las relaciono.
1.- Revisando un discurso que redacté para mi acto de grado de abogado (1990), encontré palabras y frases como “sueño del Libertador”, “quienes no quieren a la patria”, “ideal de justicia”, “gracias a mis padres” y bla, bla bla…   Estas mismas palabras salen hoy de la boca (no sé si también del corazón) de los revolucionarios.   ¿Era yo entonces un revolucionario?  En cierta forma creo que era más bien un simpatizante de revolucionario.   Todos somos un poco antiimperialistas y nos alineamos sentimentalmente, por simple humanidad,  con el más débil.   A quién no le molestó que USA defecara sobre el informe de la ONU que concluía que en Irak no había armas de destrucción masiva? O ¿quién no ha sufrido con las imágenes de soldados chinos entrándole a culatazos a los tibetanos?   Sin embargo, nunca le voté a Chávez, ya que jamás le perdoné las muertes del asalto a VTV (por lo cual hasta hoy no le he oído pedir perdón a los familiares de las víctimas); ni a CAP 2, a quién tampoco le perdoné su faraónica coronación en el Teresa Carreño.
2.- Cuando ganó Chávez en 1998, me dirigía a mi bufete el lunes en la mañana con la siguiente reflexión: “Bueno, ganó quien yo no quería, pero qué más da, después de todo es una cachucha (militar) y algo de disciplina pondrá para detener esta anarquía.   Espero que por lo menos  cumpla sus promesas electorales y que además recoja a los niños de la calle, como lo dijo anoche después de quedar electo”.  El resto es historia.
3.- Mi suegra no come hígado encebollado porque cuando chiquita se lo obligaban comer, con la correa en la mano.
El discurso revolucionario contiene algunas ideas simpáticas y por lo tanto es romanticón: aceptémoslo, un abogado recién graduado lo parafraseaba.   Solo las buenas ideas de la revolución, fueron vendidas en la primera campaña electoral (1998), luego se modificaron, cambiaron y/u olvidaron: la cachucha torció las ideas, se quedó en los medios y falló en los resultados.   Aunque haya algunas buenas ideas revolucionarias, sigue sin gustarnos el mensajero, porque nos cae mal, porque nunca paró de insultarnos.   Hay gente que, por el contrario, sí se identificó con el discurso y no se sintió ofendida: ellos siguen comiendo hígado encebollado porque creen que es bueno y se los sirvieron con cariño.
Creo que la oposición no termina de remontar porque nos seguimos enfocando equivocadamente en convencer a la otra mitad+1 de que Chávez no les conviene.  ¿Has pensado alguna vez en dejarte convencer por un chavista?  ¿Ni loco, verdad?  Los chavistas tienen derecho a reaccionar igual.   Cuanto más se les ataque a su mesías, más los radicalizas.   Ese muro es muy alto de escalar y muy grueso de penetrar.   Contra la imagen de Chávez no se debe luchar, y mucho menos después de muerto, ya que su existencia devino en culto popular.   El discurso chavista contiene ideas muy populares, de las cuales, algunas son buenas.   Chávez desaparecerá físicamente pero su ideario ya está más que completo y debidamente documentado en millones de gigabits de audio y video.   Mismas ideas simples, repetidas cientos de veces.   De modo que ese culto ya tiene más escrituras que la Biblia, y por lo tanto esa nueva religión le trascenderá.   ¡Trate usted inútilmente, aún con pruebas en la mano, de convencer a mi abuela de que la virgen María no era virgen!
La oposición debe enfocar sus esfuerzos en convencer a los “chavistas light” (los duros no van a cambiar) de que al tomar el poder aquélla llevará al país por una senda de progreso y justicia social (¿lo hará?).   ¿Cómo le garantizo a un elector que al retirarle el apoyo al chavismo y dárselo a la oposición, el país no caerá de nuevo en las garras de los tipos (adecos blancos y adecos verdes) que tuvieron al país tan fregado que éste terminó excretando a un líder abusador como HRCF?.   Esa es la propuesta en la que hay que trabajar (no solo hablar).   Nadie le va a dar un cheque en blanco a la oposición, y menos con los antecedentes que hay.   Después de Chávez muchos pobres ya no volverán a confiar en los ricos.  No voy a juzgar quién es mejor o peor.
Hay ideas revolucionarias del mensaje electoral original que eran creíbles y potencialmente populares.   Si algo bueno tiene el populismo es que es muy popular.  Después, el mensaje original del chavismo se deformó y lo que quedó de él no ha funcionado, pero aun así ya la conexión líder-masas se instaló para siempre.   El que nos den pellizcos o caricias para que lo comamos, no cambia las bondades nutricionales del hígado encebollado: el buen o mal sabor de éste es algo más bien sensorial, mental. 
¿Qué si Capriles lo está haciendo bien?   Él es, por mucho, el mejor y más legítimo candidato que hemos tenido. Creo que Capriles es un vergatario y le votaría mil veces, pero ese soy yo, a quien no me toca vivir con un salario mínimo.   Yo soy el capitán de mi propio barco y lo dirijo a donde quiero, soy casi dueño de mi destino y mis decisiones.   Pero hay que ponerse en los zapatos de quienes nada tienen, nunca tuvieron ni piensan llegar a tener, de quienes, con razón, se sienten débiles, desamparados y excluidos, temerosos de tomar decisiones por no poder prever los resultados, acostumbrados a que los demás decidan por ellos.   A quién van a elegir? A un candidato que les ofrece que los pondrá a trabajar y a producir para hacer felices a las clases emprendedoras, y tener una remota posibilidad de salir de pobres? O al otro que les promete paliarle sus problemas más apremiantes simplemente porque sí, sin necesidad de trabajar y producir?
Cuando el hambre aprieta, la vergüenza afloja, decía Don Ramón (el del Chavo del 8).   Cuando normalmente no hay comida en tu casa (y en muchos ranchos venezolanos no la hay), te importa muy poco si expropiaron al rico “A” o al “B”, si Globovisión es o no golpista, si a Mario Silva le gustan o no los varones,  si hay o no control de cambio, si es complicado armar una carpeta de CADIVI, si hay muchas horas de cadenas, si se estatiza la banca o no, si se usan los bienes públicos para campañas o no, si hay carros nuevos en los concesionaros o no, si Fidel es buena gente o no, si el caballito blanco del escudo corre hacia la derecha o la izquierda, o quién carrizo fue Zamora, Robinson, Marx y hasta Bolívar.   Lo que te compra el voto no son los ideales socialistas sino los apagafuegos efectivos (las misiones).   El socialismo no es algo que a los chavistas light realmente les importe, aquél es solo el jugo que viene en el combo para pasar la comida.   Lógica equivocada: Si pienso que no puedo por mis propios medios hacerme rico, pues no me viene nada mal que los ricos dejen de serlo. ¡Ser rico, es malo!, pues. 
La estrategia de la oposición no ha servido hasta ahora para darle una buena ventaja electoral.   Si la oposición ganara las elecciones, se reescribiría la historia y quedaría reconocido que Chávez nunca tuvo razón, pero mientras no sea así, aunque sea por un solo voto de diferencia, los chavistas seguirán teniendo la razón y el poder.   El que gane al final, bueno o malo, será el dueño de la verdad y de la razón, y será a su manera como deban hacerse las cosas, porque estará apoyado por la “sabia” mayoría. Si se sigue aplicando la misma estrategia volveremos a perder con o sin Chávez.   Para tomar el poder hay que cambiar el enfoque e ir efectistamente a por el voto de las masas, con lo que ya se sabe que funciona: solución inmediata a los problemas de los electores y garantía de que no volverán las manos peludas del pasado.   Para ello debe hacerse algo más simple y primitivo de lo que parece: identificar las necesidades más apremiantes de las masas y proponer su efectiva solución.   Eso sí, nada de atajos, y sin importar cuánto tiempo nos tome. Salvo por hechos desencadenantes extraordinarios, con los que no se puede contar, remontar la cuesta es un trabajo duro y de largo aliento.   Si la dirigencia de la oposición no quiere o no puede entender esto, las bases tendrán que cambiar de representantes.   Quién no esté dispuesto a dar esta lucha, que vaya buscándose su uniforme rojo y haciendo su colita para comprar comida, pero, eso sí, callado la boquita.   El éxito no le toca a quienes no se ocupan: … y Chávez sí se ocupó!
Andrés Izquierdo C.I.: 8.890.136 andresizquierdog@gmail.com  Puerto Ordaz, 16 de enero de 2013.

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