miércoles, 26 de febrero de 2014

POR QUÉ UNA “MINORÍA” TENDRÍA LEGÍTIMO DERECHO A DESCONOCER  A UN GOBIERNO ELECTO POR UNA MAYORÍA.
Andrés Izquierdo. Puerto Ordaz, miércoles 26 de febrero de 2014
Insisto en que para recuperar la paz en Venezuela, la oposición tiene que hacer el trabajo de calle, de cara al reclutamiento electoral. Sin embargo, viendo cómo pasan los días y el gobierno sigue humillado a la disidencia, quiero dar a los protestantes mi opinión de por qué la protesta pacífica está más que justificada y por qué una “minoría” tendría legítimo derecho a desconocer  a un gobierno electo por una mayoría.
El argumento más lógico y pesado que tiene el gobierno hoy, es que deben dejarlo quieto porque ha ganado las últimas cuatro elecciones (Chávez-Capriles, Gobernadores, Maduro-Capriles y Alcaldes). Que la oposición debe esperar hasta el referendo revocatorio para intentar sacar a Maduro de la presidencia y que hasta entonces se aguanten. Esto es parcialmente cierto.
No voy a entrar a analizar aquí el grosero ventajismo propagandístico electoral, amedrentamiento y compra de conciencias, que pudo haber llevado al gobierno a vencer cuantitativamente en las pasadas cuatro elecciones. Tampoco voy a entrar a analizar los desastrosos resultados  de la pésima gestión del gobierno en los últimos años. Lo que voy a analizar aquí son las razones por las cuales no se le puede exigir al pueblo descontento que se cale al gobierno de aquí a cuando toque el referendo revocatorio. Veamos:
1.- Mal ejemplo por desacato a las leyes. El gobierno es muy bueno para exigir al pueblo que cumpla la ley, pero, del presidente para abajo, la violan varias veces al día, desde la Constitución hasta la última de las providencias, sin instituciones que les controlen. Por qué si el gobierno no cumple la ley, el pueblo sí tiene que cumplirla al pié de la letra. Como punto de partida, hay un principio universal de la justicia denominado “do ut des” (doy para que des), según el cual si el gobierno no cumple la ley, aún las hechas por éste a su medida, cómo espera que el pueblo sí las cumpla. El pueblo tendría entonces recíproco derecho a saltarse también las leyes a su antojo, desconocerlas y proceder de facto como lo hace el gobierno. Cuando un funcionario de la fuerza pública ya ha reducido a un revoltoso (uno que no protestó pacíficamente), lo que tiene que hacer es arrestarlo y ponerlo a la orden de las autoridades judiciales, sin caerlo a culatazos o a cascazos. Eso es violar la ley, máxime cuando después aparecen los representantes del gobierno reivindicando la actuación de dichas fuerzas, en lugar de reprenderlas.
2.- Falta de separación de poderes. Para nadie es un secreto que TODAS las instituciones del Estado, salvo un rector de CNE y algunas gobernaciones y alcaldías, están dominadas por chavistas fieles y comprometidos con su revolución. Esto no es así por casualidad, es una grosera inconstitucionalidad del gobierno. El problema de la separación de poderes no es un asunto puramente doctrinario de antiguos griegos ociosos debatiendo en una plaza de olivos, no, es un problema muy práctico y actual que tiene a Venezuela en un abismo. Si hubiese instituciones independientes, hace rato que Maduro estaría preso por abuso de poder y traición a la patria (tan solo por la adoración enfermiza hacia los Castro). Solo por el uso abusivo, dañino e irracional de las cadenas, ya era razón más que suficiente para lanzarlo de cabeza al calabozo; y esa sería una forma de salir del presidente por destitución antes del revocatorio. ¿Se acuerdan cómo el Fiscal General Ramón Escobar llevó a juicio a CAP y lo echó del gobierno con la CSJ? ¿De las decenas de denuncias que hay en el TSJ contra el gobierno y sus funcionarios, recuerdan al menos una que haya prosperado? Funcionarios con cargos vencidos (CNE) o sin nombramientos constitucionales (Contraloría) son solo una muestra de la falta de separación de poderes.
Al no haber poderes a los cuales acudir, ya que todos le azotan la puerta en la cara a la oposición. Al no haber instituciones independientes que actúen contra el poder ejecutivo, al pueblo no le queda más que salir a la calle a protestar, lo cual es totalmente legal. Si no le das salidas de presión a la olla, ésta explota.
3.- Oferta engañosa. Al chavismo se le votó porque hizo una propuesta electoral engañosa. Presentaron un plan de gobierno ante el CNE que llamaron “Plan de la Patria” o algo así, según el cual Venezuela iba a ser una potencia en prácticamente todos los sectores. Según dicho plan el gobierno se comprometía a garantizar la soberanía alimentaria y el bienestar del pueblo. Sin embargo, con sus ejecutorias, el gobierno ha conseguido totalmente lo contrario. Cabe preguntarse entonces si no tendría derecho el pueblo a decir: Vayasé señor presidente, vayasé!
4.- Trato indigno a la oposición.  Al gobierno lo pone en el poder una parte del pueblo para que gobierne en beneficio de todos, no solo para quienes le eligieron. Cualquiera que levante su voz contra el mal gobierno, es desoído, o peor aún, silenciado, descalificado, apaleado o asesinado. Los disidentes son tratados de fascistas y lacayos. Son millones de personas reclamando sus derechos, mientras que el gobierno no muestra la más mínima señal de interés por enterarse de qué es lo que quiere esa parte del pueblo. Tampoco muestra respeto y el presidente baila carnaval sobre los ataúdes de los caídos. ¿Cómo quiere entonces el gobierno que se exprese la gente? ¿Solo con votos cada 3 o 6 años? No creo que esa haya sido la intención de la mayoría chavista en la Asamblea Nacional Constituyente.
Esa equivocada cultura de los venezolanos de que el que gana se lo lleva todo, apoyada hoy por el gobierno, es la que lleva a la oposición a buscar alternativas. Ganar unas elecciones no habilita al gobierno a atropellar a quienes las perdieron. ¿Puede un gobierno hacer lo que le venga en gana, sin que los poderes del Estado actúen para evitarlo? ¿Está obligado el pueblo a calársela sin hacer nada al respecto? Entrampado como está el pueblo disidente, lo único que le queda es desconocer a la autoridad, lo cual paradójicamente es un acto completamente constitucional, contemplado en el artículo 350, hoy más vigente y necesario que nunca, el cual dispone que “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. El problema está en que el mismo artículo contiene su propio conflicto de aplicabilidad, ya que supone para su invocación, de un juicio de valor previo que defina si en efecto ha habido o no violación de valores, principios y garantías democráticas o violación de los derechos humanos. Entonces el problema se reduce a que ese artículo lo aplica cada quien a conciencia y como lo entienda, ya que no hay una autoridad constitucional independiente que esté encargada de hacerlo cumplir con objetividad. Lo lógico es que cuando toca hacer uso del artículo 350, las instituciones que podrían interpretarlo y aplicarlo son justamente las mismas a quienes hay que desconocer. Esto deja otra vez al pueblo descontento de manos atadas y con la única salida de aplicar unilateralmente su artículo, desconociendo al gobierno. Desconocer al gobierno es tanto como impedirle que siga gobernando. ¿Cómo lo hace sin violencia y sin armas? A balazos no porque las armas las tiene el gobierno. Solo a través de la desobediencia civil pacífica, la cual tarde o temprano, si es realmente masiva y contundente, terminará por producir un estado de ingobernabilidad que nos lleve de nuevo a las urnas, pero esta vez sin los acostumbrados vicios electorales. ¿Cuánta gente se necesita para plantear la desobediencia civil? La necesaria para lograr la ingobernabilidad, de lo contrario solo será una minoría rebelde fácil de aislar y reducir.
De modo que si la oposición no se ocupa de hacer el trabajo de calle electoral ni tiene la gente y la contundencia suficiente para que la desobediencia civil rompa en ingobernabilidad, le tocará esperar y probar suerte una vez más en el referendo revocatorio.

FIN.

viernes, 21 de febrero de 2014

LA VERDADERA SALIDA.
21 FEBRERO 2014

A mi hijo y sus amigos, voy a aportarles mi grano de arena con lo mejor que se hacer: escribir. Si quieren trabajar por Venezuela, aquí les dejo mi recomendación.
Desde que tengo memoria, han existido unos evangélicos que van casa por casa, cuando se podía, antes de las redes sociales, entregando (no recuerdo si las vendían) unas revisticas llamadas “Atalaya” y “Despertad”. No sé si todavía lo hacen, pero esa práctica la ejecutaban semanalmente, organizados en parejas, venían hasta con niños. Doy por descontado que, como en mi casa, eran más las puertas que le azotaban que las que le abrían, pero, insistentemente volvían una y otra vez. Como una pirámide, no solo te pedían que te convirtieras sino que además fueses predicador. Dudo que pueda haber una tarea que requiriese de más motivación que esa.
Hijos, cuando los veo utilizando toda su creatividad e ímpetu para buscar la vía más corta y fácil de producir cambios en Venezuela (científicamente correcto pero políticamente incorrecto), se me viene a la mente el predicamento de los evangélicos. Estos señores son rechazados permanentemente, y aun así continúan intentándolo porque no tienen plazo, lo harán hasta el día del juicio final cualquiera que sea la fecha de éste. Este método debe haberles producido algún resultado puesto que lo han venido practicando durante décadas.
Para saber qué hacer, lo primero que tienen como punto de partida es que identificar el problema: un gobierno que no está gobernando bien, con resultados a la vista, y una enorme masa de electores que le siguen votando. Descartemos las soluciones inconstitucionales, porque estas solo conducirán a más anarquía, ingobernabilidad y división. Hay que ver a largo plazo, que la solución a la que se llegue sea viable e inclusiva, duradera en el tiempo y próspera. Venezuela no va a salir del atraso mientras esté dividida, y ese es, a mi juicio, el peor de los males que estamos sufriendo.
Por ello, lejos de confrontar, de lanzarles piedras e insultos a nuestros hermanos venezolanos, lo que hay que hacer es tenderles puentes. Los jóvenes y estudiantes, y todo aquél que considere que este gobierno no escogió el camino correcto, deben formar una fuerza ecléctica e independiente que aglutine y no que divida.
Esta labor de aglutinación, debe hacerse aplicando todas las tácticas del buen vendedor, es decir, escuchar el sentir del otro antes de hablar, enfocarse en entender las necesidades de aquellos a quienes quieran sumar a su causa.
Toda salida constitucional y decorosa en Venezuela requerirá de un proceso electoral, por lo que, gústenos o no, hay un trabajo electoral que hacer. Ese trabajo electoral pasa por exigir con toda firmeza (protestando en la calle si es necesario), la conformación imparcial del Poder Electoral; oponerse férreamente al ventajismo propagandístico del gobierno y alistarse como testigos de mesa. La próxima oportunidad para lograr algo desde el punto de vista electoral, es la elección de diputados a la AN. Este es un importante evento en el cual se puede ganar terreno en el equilibrio del poder, logrando una mayoría calificada de diputados que puedan ejercer un verdadero control de la gestión del gobierno y un mayor balance en la renovación del resto de los poderes públicos. Esta sería la punta de lanza para la reinstitucionalización del país. Creo que hoy no existe un solo chavista serio que se atreva a afirmar responsablemente que todos los poderes del estado están plegados al chavismo.
Vayan a la colas de Mercal, a las colas de los hospitales, a las colas en las paradas de bus, móntense en las perreras (vergonzoso medio de transporte masivo en Guayana), vayan a esos sitios a predicar. Vayan a esos lugares donde está el pueblo sufriendo en silencio. Háganlo con humildad, con respeto, sin juzgamientos, sin miedo, de tú a tú, llanamente, con alegría y simpatía, con verdadero espíritu fraterno, habiendo perdonado de corazón cualquier afrenta que crean haber recibido y pidiendo perdón por las que hayan hecho. No vayan una sola vez sino todas las semanas, con una hora a la semana es suficiente si son bastantes muchachos, repartan panfletos bien ilustrados, fórmense en grupos, yo los ayudo, los llevo y los espero. Que todos aquellos quienes nunca han votado o quienes han estado votando por el gobierno y se sienten desatendidos, vean en ustedes una mano amiga y sincera en quien confiar; por eso la labor no puede ser hipócrita-electorera, si no, mejor no vayan. El mensaje debe ser: “No quiero solo tu voto, te quiero a ti trabajando por la unión de nuestro país”. Como los evangélicos, no deben buscar solo votos sino predicadores.
Les sugiero que no se identifiquen con ningún partido político y que se enfoquen en los jóvenes de su edad, electores primarios que el año que viene podrán votar por primera vez. En muchachos que al igual que ustedes no han conocido una Venezuela diferente a la chavista. Háblenles de las otras formas de vida que existen. Ustedes han conocido mundo, compartan su experiencia sin echonerías. Déjenles saber que son más las cosas que los unen que las que les dividen. A ustedes les gusta el reguetón, la bachata, los culitos bonitos, Caracas, Magallanes, Barcelona, Mineros y Madrid, la birrita y la rumbita. También les gusta tener carro o moto, tremendo iPhone, platica en la cartera y una buena pinta; pero lo más importante es que a todos nos gusta vivir en paz y seguridad, ser productivos, ser respetados, ser incluidos, en fin, a todos nos gusta lo mismo. No pierdan tiempo tratando de captar a los radicales (principalmente a las personas de mayor edad que son más difíciles de influenciar), enfóquense en los que tengan la mente más abierta, lo cual aprenderán a diferenciar hasta con el lenguaje corporal. El que los vea a los ojos cuando comiencen a interactuar, es un posible candidato. Que las personas no entiendan que les estás diciendo “vente a la oposición”, sino vamos juntos a buscar salidas electorales y constitucionales.
En esta “pesca de hombres” deben estar bien documentados, deben estudiar la historia contemporánea, manejar buenos ejemplos, tener preparado un indiscutible argumento de respuesta para cada rechazo que reciban. Concéntrese más en escuchar que en hablar. Pregúntenle a las personas sobre sus necesidades, y una vez identificadas, háblenles de la forma como pueden ser solucionadas si ellos ayudan a que Venezuela salga del camino equivocado.
Los van a rechazar, vapulear, ofender y agredir. No importa, eso es más leve que un balazo en una guarimba. Con el mismo buen rollo se cambian de sitio y lo intentan con otro grupo. Desconfiarán de ustedes porque hoy en día nadie se preocupa por los problemas de los demás, a lo cual hay que aclarar con sinceridad que resolviendo los problemas de ellos, ustedes resolverán también los de ustedes que son los que, a decir verdad, más le importan. Es un hecho que de cada 10 prospectos con quienes interactúen, alguno quedará con la espinita, esperando su próxima visita.
Utilicen el método del cambio de roles, preguntándoles cómo se sentirían tratados por el gobierno si fueran de la oposición. No voy a explicarles en esta carta todas las cosas malas que hace el gobierno, que se deben corregir pero que aquél no lo va a hacer. Solo les digo que si hacen lo indicado, y lo hacen en masa, convocando a todos sus compañeros, en todo el país, lograrán más temprano que tarde que la juventud se una en torno a resolver por vía electoral y constitucional, la paupérrima situación que hoy vive Venezuela.
Fíjense planes, plazos, metas y objetivos. Evalúen la gestión, corrijan y perseveren.
Muévanse rápido, porque hay un posible escenario que Dios quiera no suceda, que es el de otro Caracazo (porque la comida es cada día más cara y escasa). En un escenario como ese, todo se complicaría más de lo que ya está, y se verían comprometidos inclusive los próximos procesos electorales.
Preparen una lista de argumentos y redarguciones simples e indiscutibles que utilizarán en los diálogos. Escojan los argumentos que van a utilizar, solo después de haber escuchado con atención. Para quien el problema es el transporte, no haces nada con hablarle de la autonomía universitaria; para quien el problema es la salud, no sirve de mucho que le hables de la separación de poderes. No le hablen a multitudes sino a cada quien en particular, cuerpo a cuerpo, cara a cara, viéndolo a los ojos.
Sean breves, concretos, no sermoneen a la gente. Así aprovechan tiempo para hablar con más personas. Lo que se busca es convencer, no aburrir ni obligar ni imponer criterios.
Denle a los entrevistados la forma de cómo ubicarlos para que cuando se sumen, puedan trabajar juntos. Mucho antes de lo que creen, ya tendrán un ejército de pescadores motivando y convocando a esa gran masa de venezolanos que está harta de la pelea, la división y el atraso.
Yo sé que estas recomendaciones les podrán sonar cursis y comeflor, pero créanme que por no haberlo hecho así antes, Venezuela sigue en el abismo. El gobierno ganó con la mitad de los votos pero no gobierna siquiera para la mitad de la gente, lo cual lo deslegitima por completo. No creo en lo atajos políticos sino en la soluciones sólidas y duraderas. No hace falta captar al 100% del chavismo, con que se sume apenas la mayoría que impida un desconocimiento electoral, será suficiente para lograr el comienzo de las soluciones de largo plazo.

Además pueden seguir marchando y protestando pacíficamente, si creen que eso ayuda. Suerte y los quiero mucho.