jueves, 10 de abril de 2014

… Y SI LLEGAN LAS ELECCIONES? TE LA TENGO.
Andrés Izquierdo.
Jueves 10 de abril de 2014
Creo que la protesta debe continuar, pacífica y sin armas, pero debe continuar. Por otro lado no debe descartarse el camino electoral. Ambos mecanismos deben ser atendidos. El año que viene tocan elecciones parlamentarias, que son las segundas elecciones más importantes después de las presidenciales, son inclusive más importantes que las de gobernadores, puesto que significan la posibilidad cierta y concreta que quitar la mayoría al chavismo en la Asamblea Nacional, con el consecuente y necesario control del poder ejecutivo.
Según datos del CNE: 1) el padrón electoral para las presidenciales Capriles-Maduro fue de 18.904.364 electores; 2) el chavismo ganó a oposición por 223.599 votos; y 3) la abstención fue de 3.844.734 electores.
Ahora bien, imaginemos que de esos 3.844.734 electores que no votaron, la mitad (1.922.367) es gente que nunca va a ir a votar porque están muertos, duplicados, mal registrados, son abstencionistas duros, se fueron del país, etc. Nótese que no estoy contando a los que son tan apáticos que ni siquiera se inscribieron. Nos queda la otra mitad; de la cual, el 51% ha de ser pro-chavista y el 49% pro-oposición. Eso nos da un monto de 941.959 electores pro-oposición que podrían haber ido a votar, pero no lo hicieron. Ahora supongamos que de esos, la mitad no fueron a votar por indiferentes, pudieron y no quisieron; y la otra mitad no fue a votar porque no pudo, quisieron pero no pudieron. Eso nos da 470.980 abstencionistas pro-oposición que estarían dispuestos a votar. Eso es más del doble de los votos que sacó Maduro de ventaja. Con esos votos se iguala y supera al chavismo.
Ni siquiera hay que salir a convertir chavistas (de eso se va a encargar el mismo Maduro con su gobiernazo), basta con ir a por esos 470.980 abstencionistas pro-oposición que estarían dispuestos a votar. Si los que votaron por Capriles (7.363.980), salen a motivar a ese conjunto de abstencionistas, eso da a razón de 15 votantes por cada abstencionista. ¿No van a poder 15 personas facilitarle a 1 abstencionista todos los recursos y ayudas que necesita para ir a votar? Transporte, niñera, enfermera, silla de rueda, ambulancia, lo que haga falta.
Yo ya comencé, y ruego a todos que se activen con este sencillo plan. Todo el mundo conoce a algún opositor no fue a votar. Pues a ocuparse, hay que preguntar a todos tus familiares y amigos para saber quiénes son los abstencionistas, y trabajar en su motivación y facilitación. Desde llevarlos a inscribirse en el CNE si no lo están, hasta re-domiciliarlos, pedirles que no cuadren viajes ni vacaciones para la época de las elecciones, ir a buscarlos el día de las elecciones, etc.
En las parlamentarias, la abstención debería ser mayor, por la naturaleza misma de los comicios. Los chavistas decepcionados, es posible que no voten por los candidatos del oficialismo, pero tampoco se espera que lo hagan por los candidatos de la oposición; por lo que creo que esta vez la abstención va a estar más bien en el sector oficialista.

He allí un plan concreto y fácil. Propaga la idea y actívate. FIN.
UPSS! ME EQUIVOQUÉ.
Andrés Izquierdo 10 de abril de 2014
Escrito mío: “Mi papá no fue chavista, no tanto por haber muerto antes del chavismo, sino por haber sido un hombre de ideas propias”.
Respuesta de un amigo pensante: “Percibo, como siempre, la pretensión de inhabilitar intelectualmente al chavista: Tu padre no fue chavista porque tuvo ideas propias...osea, sin comentarios”.
Mi amigo está en lo cierto y tiene razón, yo me volví a equivocar, lo siento mucho, me arrepiento, no lo volveré a hacer y pido disculpas por haber metido a todos los chavistas en el mismo saco de quienes no tienen ideas propias. Me dejé llevar por la pasión y el sectarismo que nos tienta por estos días.
No me exculpa, pero no puedo dejarla pasar sin destacar que quien permanentemente sí pretende inhabilitar intelectualmente al chavista, es el mismo gobierno con el que mi amigo simpatiza. Y no solamente inhabilitar al chavista, sino al pueblo entero.
Tratar a la gente como idiota es tanto como pretender inhabilitarla intelectualmente. Cuando veo en MERCAL un empaque de caraotas estampado con propaganda política, siento que me están tratando intelectualmente peor que a un animal (a mi perro lo trato con mayor respeto). Cuando en cada oficina pública me topo con un afiche del difunto (a veces hasta cabalgado con Bolívar y Jesucristo) siento que hay alguien pretendiendo reducirme, adoctrinarme e inhabilitarme intelectualmente. Cuando me ordenan mediante decreto no aumentar un canon de arrendamiento, en una economía con una tasa de inflación anual mayor al 50%, me deja ver que el autor está pensando que soy un inhabilitado intelectual. Cuando me empujan a trocha y mocha el Socialismo XXI después de haberlo negado en referendo, siento que me tratan como a un pendejo. Abusivas cadenas de radio y televisión para cantar, echar chistes malos y adoctriname, me hace sentir que hay alguien diciéndome: cálatela idiota! Cuando me dicen que la causa por la cual no consigo siquiera papel para limpiarme el culo, es porque el gobierno perdió un guerra económica, habiendo tenido todo el poder, dinero, control, información y medios para evitarla; siento que me tratan como un gafo. Tratar a los demás de golpistas, cuando líder del socialismo intentó uno, es algo que ni siquiera yo, que soy un pendejo criado en Ciudad Bolívar, logro entender. Cuando descubro que la firma de un presidente moribundo en un decreto es falsa, y luego sale un “habilitado intelectual” a decirme que esa era su firma electrónica, concluyo lo poco que valora el gobierno el intelecto de los electores. Cuando veo ejércitos de oficialistas repitiendo rígidamente una y otra vez las mismas frases y consignas que les enseñó su líder supremo, de manera sacramental, tipo letanía, es lógico preguntarse si todas estas personas tienen algunas ideas políticas propias: no quiero ni pensar que sí las tengan pero el maniqueísmo de sus camaradas les impida expresarlas. En fin, creo que me he hecho entender; además mi amigo es inteligente y no necesita más ejemplos.

No solo de pan vive el hombre, le digo finalmente a mi amigo. Tirarle migajas a los pobres, no le da derecho al gobierno a tratarlos como votos con patas. FIN.

lunes, 7 de abril de 2014

PETRÓLEO y PODER
Andrés Izquierdo
7 de abril de 2014
Hace muchos años, mi papá (nacido en el imperio y anti-imperialista) me dio su visión sobre el futuro de Venezuela. Me dijo que si los venezolanos no se ponían las pilas, Venezuela terminaría siendo un gran campo petrolero estadounidense, rodeado con una cerca de seguridad, y los venezolanos yacerían famélicos del lado de afuera de la cerca, en guayucos, agachados escarbando en busca de raíces e insectos para no morir de inanición.
Mi papá no fue chavista, no tanto por haber muerto antes del chavismo, sino por haber sido un hombre de ideas propias.
En aquél momento, como el petróleo lo explotaban las empresas estadounidenses, era lógico pensar que el campo petrolero que él veía en su profecía, estuviera detentado por éstas. Hoy entiendo que, bajo la misma visión, el despojo puede ser ejecutado por cualquier otro imperio (chino, ruso, “cubano” o simplemente Chavista).
Año 2014, los venezolanos no nos pusimos las pilas, no cambiamos (por lo menos para bien). La profecía del medio-musiú se está cumpliendo tal cual. Los compatriotas, “dueños” del crudo, que se vende a precio de oro, están zampaos en inclementes colas para medio alimentarse. Tal como lo predijo el viejo: los “dueños” de la riqueza, están resignados a comerse un cable y pasar roncha, y, en algunos casos, están hasta alegres y orgullosos de hacerlo.
Como yo lo veo, la situación va por un camino muy simple, siguiendo estas premisas: a) Venezuela tiene petróleo, gas, hierro, aluminio, oro, entre otros; b) los rubros de exportación no petrolera en Venezuela, son minúsculos; c) la casi única entrada de divisas a Venezuela es por el negocio petrolero; d) la explotación y venta de petróleo está reservada al Estado; e) el gobierno de turno administra los bienes del Estado y sus recursos; f) quien tiene el gobierno, controla la plata; h) quien tiene los votos (o la maña) controla el gobierno. Dicho esto, quien administra el único negocio, le interesa que no haya ningún otro poder capaz de perturbar su dominio (llámese medios, universidades, iglesias, sindicatos, gremios, cámaras, partidos, etc.). Por eso el show de “empoderar al pueblo”. ¿Qué poder, que no sea el voto (que lo tenía desde antes, por cierto), tiene ahora esa pobre doña parada en la cola de Mercal?  Empoderar o transferir el poder al pueblo, es la frase más inconstitucional que conozco: el poder ya es del pueblo, ningún “perdonavidas” tiene que dárselo ni mucho menos transferírselo. Empoderar al pueblo, en la práctica, no ha sido más que decir que se le da el poder a quien nunca va a poder ejercerlo de forma directa. Le doy poder a los únicos que sé que no van a hacer nada con él, a los más pendejos. El poder es tuyo (pueblo), pero lo ejerzo yo (gobierno). Usted vote por mí, que yo ejerzo el poder por usted. Al final el verdadero poder (los reales y las armas) terminan del lado de adentro de la cerca, fuera del alcance del pueblo. El único poder verdadero que tiene hoy el pueblo, y lo tiene desde la IV, es que el voto del pordiosero valga lo mismo que el voto de Jacinto Convit o el de Lorenzo Mendoza. Que los votos se cuenten y no se pesen. En las elecciones se iguala todo el mundo. Como se infiere, el pueblo nunca va a administrar el petróleo, eso es materialmente  imposible, por lo que solo le queda votar por políticos que lo administren. Lo que sí puede el pueblo es ser más cuidadoso en la elección de a quién pone a administrar el petróleo, para lo cual se necesita de un mínimo de sentido común.
Me voy a buscar una guija para contarle a mi viejo que no se peló. Que todo se está reduciendo a la ejecución de un plan tanto simple como genial: Mediante las expropiaciones y otras hostilidades, legales y fácticas, a la empresa privada, el gobierno terminará consiguiendo, como en Cuba, su total eliminación. Sin nadie que ejerza un poder distinto al del gobierno, todo cuanto el pueblo consuma ha de ser importado con petrodólares provenientes exclusivamente de los negocios estatales, lo cual da al gobierno poder absoluto y permanente. Nadie produce y todos trabajan para el Estado y viven de éste. Se garantiza así lo anhelado por el líder del chavismo, es decir, la permanencia del mismo gobierno en el poder, y como es lógico, en la administración del único negocio.
¿Hay salvación? Eso depende de hasta dónde va a aguantar la clase media. El pueblo más humilde, el más depauperado, no va a ser quien salga a enfrentar al gobierno. El hambre y la necesidad les quebró la voluntad. El que anda pendiente de cómo alimentarse, no tiene cabeza para engrandecer a un país. El pueblo menesteroso a lo sumo saldrá saquear cuando se le acabe la comida, pero a tumbar al gobierno no lo veo. La clase media por su parte, aquella que rehúsa arrodillarse para adquirir lo que necesita, la que no se va a dejar adoctrinar, la que se siente libre para criticar y actuar contra lo que está mal, la que quiere ser dueña de su destino, la que quiere tomar decisiones propias, la que no teme al reto de ser productiva, la que no está esperando que sea el gobierno mal-paternalista quien le resuelva, la que echa para adelante a pesar del gobierno y no gracias al mismo, la que no está esperando que la ayuden sino que dejen de joderla, la que no está pendiente de medrar en una chambita sino en generar buenos empleos, la que no va a comprar un kilo de caraotas con propaganda gobiernera impresa en el empaque; esa clase media es la llamada a vencer el maleficio del gobierno y la indiferencia del pueblo pobre. Esa clase media es la que tiene toda la carga, es la que hoy sale inerme todos los días a la calle a protestar, a riesgo de perder la vida a manos de los “defensores de la revolución”. La caída del gobierno solo tendrá lugar el día que esa poderosísima clase media se arreche toda al mismo tiempo, reaccione al unísono y desconozca al poder mal ejercido, ya sea a votos o a palos, lo que suceda primero. Ese momento llegará, el gobierno sigue cavando y nadie le quita la pala. Lo condicionó mi papá cuando dijo que “si los venezolanos no se ponían las pilas”. Veo que las pilas están, lo que no las veo es sincronizadas. Ya se encargará el gobierno de provocar esa sincronización y el cortocircuito. FIN.


miércoles, 2 de abril de 2014

Sabe a jabón,  pero es queso!
Andrés Izquierdo 2 de marzo de 2014
Dos baturros caminando frente a una tienda. Uno se detiene, y señalando a la vitrina le dice al otro: “que bonitos esos jabones”. El otro le responde: “esos no son jabones, son quesos”, empezando así una obstinada discusión. Al final deciden entrar a la tienda y el que afirmaba que eran quesos, mordió uno, lo masticó y afirmó: “sabe a jabón, pero es queso”.
Lo mismo está pasando en Venezuela. Ya no se trata de un problema probatorio sino de fé. Hubo una extraordinaria conexión emocional y un sentido de identidad con el difunto Hugo Chávez, que todavía hoy dilapida su sucesor. La oposición no tiene ante sí un problema político ni mucho menos jurídico, sino un problema de culto, y como tal debe ser tratado.
Cuando Julio Borges (quien por cierto no me representa en lo absoluto) dijo que el día del aniversario del anuncio del fallecimiento de Chávez, no se harían actividades de protesta en respeto al luto de los compatriotas chavistas, me pareció una decisión acertada. Ese no era un día para el pueblo opositor sino para el pueblo chavista. El que quiera conquistar el voto chavista va a tener que empezar por reconocer y aceptar como válido el culto a Chávez, aunque no le guste. La gente chavista es chavista por que sí, aunque se le argumenten y prueben miles de motivos para dejar de serlo. ¿Cómo conviertes a un magallanero en caraquista? ni siquiera intercambiando a los jugadores entre uno y otro equipo; los fanáticos no siguen a los jugadores sino a los equipos, aunque les cambien a los jugadores y a las madrinas; es algo que se es porque se es y ya, aunque tu equipo no pegue una. Es más fácil convertir a los fieles a una tercera opción que convertirlos entre sí. El problema en Venezuela es que está tan maniquea y polarizada, que una tercera opción podría tener ante los ojos de los chavistas apariencia de oposición, y quedamos en las mismas. Por eso insisto en que la “pesca de hombres” debe empezar por los abstencionistas, los “ninis” y los chavistas más “light”. Con captar a esos segmentos es más que suficiente.
“El gobierno podrá ser malo, pero igual me siento chavista” es la realidad con la que tiene que lidiar la oposición. Y para hacer más complejo aún el asunto, las razones por las que los chavistas son chavistas, obedecen a variadísimos grupos de razones. Por mi trabajo como testigo en las mesas electorales más chavistas de Puerto Ordaz, por lo chucuto del parabán y por haber puesto en el tarjetón a Chávez arribita y a Capriles botado para allá abajo, pude observar desde lejos con toda claridad por quién votaba la gente. En términos generales, con las naturales excepciones, los del Plan República, por ejemplo, votaron por Chávez; las mujeres con cara de estar pasando necesidad, también; y así las doñas con cara de desamparadas, hombres en edad productiva en actitud prepotente y resentida, los empleados de empresas básicas con cara de resignación, en fin; pero también a muchos les vi alegres votando rojo, sin coacción, espontáneamente. En contraste, las personas que le votaron a Capriles lucían más independientes, menos vulnerables, más seguras de sí mismas y con una inocultable cara de ansiar cambios.

El punto al que quiero llegar es que la peor metodología para entrarle al pueblo chavista en la conquista de su voto, es hablándole mal de Chávez y perder el tiempo tratando de probárselo. Sólo imagínate que venga un chavista a tratar de convertirte, alegando que Capriles es marica ¿te dejarías? Creo que el método más simple y genial se lo vi hace un par de días a una doña opositora de aspecto menesteroso que en el mercado le dijo al empaquetador chavista: “Mira mijo, el otro sí servía, pero este no, a este lo que hay es que sacalo”. FIN.