Carta
abierta a la señora que trabaja en mi casa (Ramona).
Hola
señora Ramona, le escribo esta carta para que quede constancia a futuro de cómo
pensaba hoy lunes 18 de marzo de 2013. Le
escribo porque quiero explicarle por qué yo voy a votar por Henrique Capriles y
por qué usted no debería votar por Nicolás Maduro el 14 de abril de 2013.
Sé
que usted está en la tercera edad, tiene una muchachera, nietos y
ahijados. Sé que a usted, aunque a veces
se conforme, no le gusta vivir como vive.
Sé que usted no está como está porque así lo escogió como una opción de
vida, sino por la falta de oportunidades, mala planificación familiar y porque
es lo que hay. Sé que usted, gústele o no, es alguien que
podría calificarse como “pobre” ya que jamás ha recibido educación superior,
nunca ha tenido una vivienda propia ni un carro ni ha viajado más allá de
Maturín o El Tigre. Sé que usted jamás ha pisado una clínica
privada ni de visita ni se ha estrenado una ropa que no sean las chivas que le
regalan en las casas donde trabaja. Sé
que usted nunca ha leído un libro completo ni mucho menos escrito uno, sé que
con lo que yo le pago al mes, no le alcanza siquiera para comer y que su futuro
es el día a día. Sé que usted no se
siente dueña de sus decisiones, ya que está habituada a que las circunstancias
y las otras personas decidan por usted.
Sé que cualquier Misión o ayuda que usted reciba del gobierno va a ser
determinante en su vida y que se aferrará a ellas de la única forma conocida:
el voto. Sé que para usted la vida es
dura, durísima, marcada con la preeminencia del sacrificio en vez del
placer. Le juro que lamento
profundamente que a usted le toque vivir todo lo que yo no quisiera para mi
familia. Y no me venga con que me deje
de discursos y le triplique el sueldo, porque, además de que matemáticamente no
puedo, eso en nada cambiaría su situación.
Usted
tiene edad suficiente para recordar y comparar cómo eran las cosas antes del
chavismo y cómo son ahora. No le estoy
diciendo que con los adecos (tanto los blancos como los verdes) se vivía mejor,
porque entonces las cosas también eran un desastre, un desastre distinto, pero
desastre al fin.
Lo
que quiero que usted me diga, señora Ramona, es si usted cree honestamente que
está mejor ahora que antes. Quiero que
me diga en qué ha cambiado su vida, o mejor dicho, en qué ha mejorado su vida
desde 1998. Come usted mejor? tiene
mejor asistencia médica? viaja en mejor transporte? vive más tranquila? ya no
teme a los malandros? ya no hace colas? ha podido ahorrar algo y tiene platica
en el banco? tiene mejor entretenimiento?
las escuelas de sus chamos están mejor dotadas? las calles de su barrio están
más bonitas? usted se siente mejor persona? siente que viene un futuro mejor? por
qué antes usted me veía como un aliado y una fuente de trabajo y ahora me ve
como un enemigo explotador? La noticia
es, señora Ramona, que mientras usted no haga algo al respecto (cambiar su
voto, por ejemplo), su vida no va a cambiar ni mucho menos a mejorar.
Yo
entiendo la inmediatez de sus problemas y que a usted le importe poco o nada la
falta de separación de poderes, la injerencia cubana, el totalitarismo, las
cadenas, el endeudamiento, la devaluación, la inflación, la regaladera, la
improductividad, la insultadera a la oposición (de la cual usted no se siente
parte), el enquistamiento en el poder, el abuso del poder, la monocromía roja,
las persecuciones políticas, los cierres de medios de comunicación, la
autocensura, la división del país en dos toletes o categorías de ciudadanos
antagónicos, las expropiaciones inútiles, los controles excesivos, la
burocracia, la afinidad con los dictadores, la resurrección de la lucha de
clases y hasta de razas, la ideologización de niños, el uso de recursos
públicos con fines electoreros permanentes, etc. Aunque
usted no se entere, todos estos “detallitos sin importancia” sí afectan
negativamente su vida y la de todos los demás; porque toda esta porquería lo
que hace es inhibir a los emprendedores y hacer más dependientes a los demás
(como usted).
Pregúntese,
señora Ramona, si para esta fecha no deberíamos estar todos mucho mejor. Cuántas veces nos prometieron que íbamos a
ser una potencia en mil cosas? No deberíamos a estas alturas ser una potencia
en algo? El gobierno ha hecho algunas cosas buenas? Claro que sí, sería el
colmo si no. Pero lo que cabe
preguntarse es si esas cosas buenas superan a las malas, si hay proporción
entre lo que se ha gastado y lo que se ha mejorado. Cuánto nos ha costado en términos reales, los
beneficios que hoy algunos reciben del gobierno.
Yo
veo que con el señor Maduro todo va a seguir igual o peor, ya que este señor
quedó entrampado y le va a tocar gobernar, si gana, basado en una herencia
política que se sostenía a fuerza de puro carisma y liderazgo, cosas que él no
derrocha. Por tanto, una vez ganadas las
elecciones, y cumplida la última voluntad de Chávez, empezará a librarse una
lucha interna por la formación de liderazgos dentro del chavismo. Allí vendrá la lucha de Maduro por
subsistir, dejando el deber de gobernar bien, en un segundo o inferior plano.
Señora
Ramona, Venezuela cambió para siempre; las prácticas de la vieja política no
volverán, yo tampoco lo permitiría.
Capriles, aunque lo apoyen los adecos y los copeyanos, jamás podría ser
una vuelta al pasado, porque el pasado ya pasó y el pueblo ha madurado. Tampoco es una entrega de la patria a USA
porque el mundo también ha cambiado.
Capriles es un líder independiente, moderno, genuino y auténtico, a quien
no le quedará otra que cumplir sus promesas y sobre todo mandar para el carrizo
a todos los que hoy le apoyan solo por interés. Con una victoria de Capriles, se recuperaría
de inmediato la confianza en el país y habría miles de nuevos emprendimientos
en los cuales toda su familia, señor Ramona, podría trabajar en actividades
realmente productivas de riqueza y bienestar.
Pero lo más importante de la propuesta de Capriles es que será un
gobierno de unidad, que es lo que más necesita nuestro país ahora mismo. Un país dividido en el cual la mitad empuja
para un lado y la otra mitad para el lado contrario, va a seguir sumido en el
atraso y la pobreza. Mientras que si
todos trabajamos juntos en una misma dirección, hasta los líderes salen
sobrando.
El
chavismo apunta hacia el pasado, hacia las luchas, los rencores y las revanchas,
mientras que la propuesta de Capriles es hacia la modernidad, la unión en un
solo pueblo y la productividad efectiva.
Entiéndalo
bien señora Ramona: ni Maduro ni Capriles la van a sacar a usted de pobre. Lo que pasa es que de esos dos candidatos
quien pueda efectivamente mejorar al país, hará que se den las mejores condiciones para que usted, si se lo propone,
pueda, en compañía de su familia, mejorar su calidad de vida. Piense en un gobierno que deje de verla como
un voto con patas y empiece a tratarla con respeto y dignidad, como a una persona,
pues. Usted y yo sabemos que el chavismo
se sostiene principalmente con el voto de los pobres, entonces pregúntese: le
conviene al chavismo que no haya pobres? Quién les votaría? Para el chavismo, mientras más pobres haya, mejor. Me enteré que a usted le gustaba Chávez hasta
por razones raciales, eso lo respeto, pero sepa usted que la división entre
negros y blancos, ricos y pobres, escuálidos y chavistas, y cualquier otra, sólo ha traído a este país desunión, pérdida
de esfuerzo y atraso.
La
decisión es suya, señora Ramona. Por
cierto, en mi casa puede seguir trabajando porque no la considero mi enemiga.
Andrés
Izquierdo.
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